Fénixia

El escritor Jorge Luis Borges cuenta que fue en Egipto donde surgió el mito de un pájaro inmortal y periódico, pues los egipcios buscaban la eternidad. También cuenta que los antiguos creyeron que, cumplido un enorme ciclo astronómico llamado el año platónico, que es el tiempo que requieren el sol, la luna y los planetas para volver a su posición inicial, la historia universal se repetiría en todos sus detalles, por repetirse los influjos de los planetas. Así, el Fénix vendría a ser un espejo o una imagen del universo.

Los estoicos también enseñaron que el universo muere en el fuego y renace del fuego y que su proceso no tiene fin y no tuvo principio. Sin embargo, fue Claudiano en el siglo IV quien verificó la idea del pájaro que resurge de su ceniza, un heredero de si mismo y un testigo de las edades.

Posteriormente el pintor Anselm Kiefer retomó el mito del Fénix para explicar su obra. Kiefer habla de la idea del Fénix que renueva y de la transformación ligada al valor mítico del fuego, señalando que el fuego tiene una función catártica, la cual, trató de imitar, a través de sus medios como pintor.